Erika Von Metzger.

Es una chica fuera de lo común, es complicada de entender para quienes no saben tratarla. Muchas veces la verás sentada en cualquier sitio con un silencio de ultratumba, únicamente observando todo como si se tratara de alguien asocial o simplemente reservado, pero lo cierto es que utiliza esta imágen para ocultar su único secreto problemático: Es bipolar, pero a un grado bastante mínimo. Con las personas de su entorno (Familiares, amigos y Mejores) suele ser una persona "viva" por no decir hiperactiva. Es bromista en su mayoría, suele ocultar siempre sus problemas pero no sus sentimientos, por lo que siempre que está triste o feliz lo demuestra sin vacilar, este "Problema" (como ella le llama) le irrita bastante al no ser capaz de discimular un poco. Es bastante preocupona, siempre intenta querer resolver todo, y al no poder termina frustrandose consigo misma. Valiente, decidida, leal, sincera. Puede enojarse con la misma facilidad con la que puede estar alegre, sin embargo, es mejor tenerla al margen, puesto que si se enoja, puede llegar a aparecer la otra Erika.

Erika nació el 17 de mayo de 1993 en Bundesländer, Alemania. Ambos de sus padres y el resto de su familia son de descendencia Alemana, pero sin embargo, por problemas económicos y en busca de trabajo, se mudaron a los Estados Unidos, Florida, cuando ella apenas tenía 5 años. Desde pequeña ha sido una niña que siempre ha dependido de su hermano, siempre lo admiró hasta el punto de querer ser como él en todo, normalmente siempre lo seguía a todas partes lo cual le traía aveces varios problemas con él, pero nunca jamás llegaron a enojarse entre sí, su hermano le tiene el mismo aprecio. Ella parecía ser una niña común, lloraba cuando tenía que llorar y reía cuando tenía que reir, hasta que un día cuando tenía diez años desarrolló un transtorno de Bipolaridad de bajo nivel debido a su abuelo, quien por herencia le transmitió este defecto. Sus padres intentaron de todo, desde psiquiatras a psicólogos sin conseguir ningún cambio, debido a esto Erika vivía en un gran estado de depresión la mayoría del tiempo, hasta que un día...

Flashback:

Se encontraba sollozando en el rincón de su habitación, llorando como si de eso dependiera su vida y gimoteando un par de veces. Su madre llena de dolor al igual que ella únicamente pasó su brazo derecho por su hombro abrazandola hacia sí, y luego de compartir algunas lágrimas con su hija esbozó las primeras palabras que rompieron su silencio.

- No te preocupes Erika, te prometo que todo estará bien.

- No mamá, no mientas. - Comentó entre sollozos la pequeña, secandose sus lágrimas con el dorso de su mano - Yo... no tengo salvación, estoy condenada.. ¿Por qué?

- Te lo he prometido. ¿Crees que mentiría? Eres mi pequeña, saldremos adelante juntas. ¿Vale?

- Solo tengo 11 años... ¿Por qué me pasa esto a mi, mamá?

- No lo sé, pero no te rindas, estaremos siempre a tu lado, ahora sonríe por mi. - Se apató unos leves centímetros de ella, intentando asegurarse de que su hija sonriera por primera vez en dos días.

- Yo.. - Y entonces, se aferró a su madre con tanta fuerza que le arrancó un leve jadeo, y Erika comenzó a llorar nuevamente. - Te quiero, a ti, a mi hermano, a todos... Prometo no olvidarlos nunca.

Su madre sabía exactamente a qué se refería con ello, y derepente sintió una necesidad inexplicable de no querer soltarla y correspondió su abrazo con fuerza. Su padre y su hermano traspasaron la puerta y se unieron al abrazo, convirtiendose entonces en un momento íntimo familiar que ninguno de ellos olvidaría.

Fin del Flashback.

Años después, cuando ella ahora cumplió sus 12 años, sus padres le organizaron una fiesta sorpresa en donde conoció a algunas personas nuevas del pueblo, entre ellas su vecina gorda y de corazón noble llamada Elincia y todos sus familiares se reunieron para celebrar. Erika pasó un día poco común y desde entonces comenzó a tomar más confianza en si misma, con solo cuestión de días volvió a ser la misma niña sin pasados oscuros, pero era conciente de que aún seguía con su transtorno de personalidad, eso jamás lo olvidaría. Cuando entró en la secundaria conoció a una niña de pelo ondulado y negro que hacía llamarse Alysa, sin darse cuenta día tras día comenzaba a crear una increíble amistad con ella, y sólo en cuestión de meses ya era su mejor amiga. Normalmente hablaba con ella todos los días, ambas compartían sus problemas entre sí como si se tratara de un par de hermanas. -Aunque Erika ya la veía como una- Y gracias a ella su "segunda personalidad" nunca salía a la luz, tenían tantos momentos juntos y tantos recuerdos que Erika decidió escribirle una canción. (Esta fue su primera composición) Que desde entonces ha sido uno de los tantos símbolos de su amistad.



Las chicas eran inseparables, hasta que un día Alysa anunción su mudanza luego del fallecimiento de su padre, este fue un golpe bajo para Erika, quien siempre ocultó la tristeza de ete hecho con una sonrisa y la apoyó hasta el final, antes de partir ambas juraron que algún día iban a reencontrarse fuera donde fuera.

Pasaron 4 años y ella continuaba su vida normalmente, manteniendo la comunicación con su mejor amiga. Hasta que un día su hermano le propuso mudarse con él, sus padres prometieron que les seguirían más adelante cuando tuvieran el suficiente dinero como para comprar una casa decente. Su hermano y ella (Quien aún estaba confundida puesto que no sabía a donde iban y por qué había decidido llevarsela) estuvieron en un viaje de varias horas, hasta que finalmente se llevó una sorpresa: Se había mudado a Forks, justamente el pueblo al que Alysa se había mudado, supuso que esto fue idea de su hermano ya que este conocía su amistad tan estrecha.

Y justo desde ese día Erika mantiene sus esperanzas en alto de reencontrarse con aquella niña que no veía desde hacía ya 4 años.